jueves, 25 de junio de 2009

Carta a Laura.

Perdóname Laura.

He hablado con el doctor y los encargados. No voy a volver a visitarte. Lo siento.

No podía comenzar esta carta de otra manera que no fuera pidiendo perdón. Qué estúpido fui. Estabas sufriendo, estabas luchando con todas tus fuerzas, y en un momento de debilidad te di un ultimátum de la peor de las maneras posibles...tentándote con aquello que te mataba.




Con esta carta he enviado un ramo de rosas. Sé que te gustan las rosas, pero no sé si de este color en especial. Son amarillas. Según dicen, estimula la memoria, que son evocadoras del verano y del sol, con lo cual, cuando se está triste o se añora el verano, pueden ayudar a levantar el ánimo...también representan el amor agonizante. Tu habitación huele a rosas, para que me recuerdes, y siempre habrá rosas, te lo prometo. También te he traído el libro que estabas leyendo: "La sombra del viento", para que algún día puedas acabarlo.

Tus amigas de la facultad te visitarán y te cuidarán. No saben quién soy, pero no me miran con buenos ojos, aunque no me extraña, yo soy el culpable de todo esto. No puedo soportar sus miradas de desconfianza.

Esta es mi despedida. No tengo suficientemente dinero para tu mantenimiento y rehabilitación, y no pienso ganar el dinero de la misma forma con la que te conocí. Voy a trabajar, no sé donde, quizás fuera de Madrid. Aunque lo supiera no te lo iba a decir. Voy a trabajar, y me voy a comer cualquier marrón que se me ponga por delante para que te recuperes. Cuando eso pase...desapareceré de tu vida, para siempre.


Daniel.

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