jueves, 15 de julio de 2010

¡Casémonos!

Allí estaba, hablando con Josué. Mantenían una agradable charla y yo me había unido sin pedir permiso en la conversación, aunque no participara. Risas. Se hace el silencio. Josué me mira a los ojos y comprende algo que ni siquiera tenia intención de transmitir.
- Eh, bueno, creo que os dejo solos.- dijo mientras me lanzaba un mirada de apoyo que no sabría definir.
- Gracias...-dije en un susurro tan débil que casi se hubiera hecho pasar por pensamiento.
Amelia se sentó en la hierba del campamento y me miro expectante. Me senté a su lado y la miré. Parecía tan cansada...tan triste.
"Argg, mierda. Ya me vale"
-¿Estás preparada para cuando nos marchemos?- solté de pronto para acabar con mi silencio.
"¿No se te ocurre otro tema de conversación, Isaac?"
- Sí. Lo tengo todo preparado - dice ella intentando restarle importancia a lo quemada que estaba de todo con una sonrisa.
- Me refería a psicológicamente también.
- Que se preparen ellos.- dijo riendo casi sin ganas.

"Una respuesta típica de ella. No has cambiado nada en estos 13 años. Bueno, quizá algo sí"
- Aún tengo que cumplir una promesa...-dije para mi mismo elevando cada vez más el tono- Te prometí, el día antes que íbamos a asaltar Roma que...esta noche...que...- empecé a ponerme nervioso y comenzaron a trabarse mis palabras.
- Iba a ser especial. -terminó ella dando cuenta de que lo recordaba.
- Sí...y no hago más que hablar de ángeles, de demonios, de los infiernos...de estar de aquí y allá haciendo planes...
- Pues sí. - dijo riendo intentando restarle importancia.
- Lo siento.
"Solo quiero que esto salga bien...No quiero que todo acabe allí abajo. Será la última vez que todos estemos juntos. No quiero morir. No quiero que muera. Tengo tantas cosas por vivir. Y yo quiero...yo quiero... Espera, esta noche aún puede ser especial"
De repente comencé a hacer lista de todo lo que había vivido.
- Amelia, ¿Cuántos años han pasado desde que nos conocimos?
- No sé, muchos. ¿Diez?- dijo con un bufido sacudiendo la mano haciendo ademán de ser muchos.
- Yo te lo diré...trece años. En los trece años que nos conocemos hemos pasado de todo juntos siempre bajo la Orden. Nos enseñaron a movernos, a luchar, a defendernos entre nosotros y a atacar...
"Pero nadie me enseñó lo que tú me has demostrado"
- Pero nadie nos enseñó lo que era amar.- concluí.
- Bueno, ¿para qué iban a enseñarnos eso? Nadie puede enseñar lo que es amar.
- Pues...tú lo hiciste.
"A mi me enseñaste, aunque no sepa expresarlo, joder"
Ella no pudo reprimir esta vez una sonrisa sincera, era la primera sincera que me había mostrado en toda la conversación. Empecé a arrancar hierba y a mirar en el suelo de forma inconsciente.
"Arggg, mierda mierda mierda. Tengo tantas cosas que hacer antes de morir allí abajo, tantas cosas y solo una noche...esta noche que te prometí, Amelia."
-Arg...-empecé a arrancar más hierba, más rápido y de forma más retorcida.
"¡Dilo!"
-¡Casémonos!
Silencio. Ella dejó de mirar hacia el campamento y ladeó su cabeza con los ojos abiertos como platos. Reprimió una risita de la sorpresa y se le atragantó. Acercó su rostro.
- ¿Cómo?
- ¡Casemonos! ¡Ahora!
- ¿Ahora? -preguntó divertida y sorprendida a la vez.
- Eh... sí, bueno... no importa. No debía haber dicho nada.- me levanté- Jeje, solo fue una estupidez, olvidalo, jeje...-le di la espalda y eché a andar.
Una mano sujetó la mía, me paró y me hizo girarme. Me quedé frente a ella. Parecía un poquito más seria ahora. Me esgrimió un dedo índice de aclaración.
- Isaac, sí, me casaré contigo...pero no ahora. Solo hay una boda para toda la vida, y...no quiero que sea en una noche improvisada. No quiero casarme y...quedarme viuda. Quiero que sea cuando volvamos para prometer así que volverás. Así volveremos para cumplir nuestra palabra.

Se acercó a mi. No dejó ningún espacio vital entre nosotros. Yo no sabía ni a dónde conducir la mirada. Ella lanzó su brazo a mi pierna derecha y por un momento creí que me iba a hacer una llave. Me dobló de cintura para abajo hacia atrás, en una especie de paso de tango en el que ella adoptaba la posición del hombre. Me besó. Cuando abrimos los ojos (y cuando notaba que me llegaba toda la sangre al cerebro de la postura) me soltó bruscamente y caí de espalda en la hierba. Me quedé tumbado escuchando sus pasos sobre la hierba alejarse . Sonreí al cielo y a las constelaciones que me miraban cómplices.

"¿Estoy...prometido?"
Con solo darte la vuelta podrías verme. Aunque no me veas podría estar sentado a tu lado.

lunes, 12 de julio de 2010

Barrotes y candados.



Barrotes y candados, así es como se ve.

Encadenados sus nombres y sus recuerdos en los barrotes en el puente del tiempo.





supongo que lo ven así: como una ataduras de nombres y fechas vanos aferrados a un barrote ardiente, luchando por mantenerse sobre un gran vacío, amenazados a caer en cualquier momento y a cada cuál más violenta. Se mienten describiendo sentimientos intensos y...breves. Candados que una y otra vez se aferran a diferentes barrotes, uno detrás de otro, de forma casi sistemática e inhumana. Cuando el candado no signifique nada, ¿qué harás? ¿Y si pierdes la llave?¿Te quedarás aferrado a algo que no entiendes?



¿Por qué soy el único que piensa que debería ser algo que nos liberara?¿Por qué?




Quizás no entiendo eso que llaman "amor", pero la verdad, cada vez que descubro algo de él, prefiero saber menos.


Prefiero pasarme toda la vida creando un nuevo significado para esa palabra.
Quizás soy demasiado raro.
Quizás el amor no esté hecho para mí...