domingo, 21 de octubre de 2012

Bajo la armadura

No hay un día en el que piense que todo ha sido dejado en mano del azar. Tampoco crea que Dios o Lucifer está determinando nuestros actos, pero...tengo la sensación de que todos nuestros actos van a cambiar el curso de...algo. ¿Del mundo? ¿De la humanidad? ¿De qué?

No hay más que echar un vistazo a las señales.

Antes era imposible ver un Engel; ahora convivo con ellos. Antes sufría pesadillas por el sufrimiento de mi madre en el infierno; ahora disfruto con el sueño de su presencia...por incómoda que sea al principio. Mi alma anteriormente no pesaba, ahora es como un lastre encadenado con un demonio. Antes me horrorizaría de todo de lo que estoy rodeado actualmente: engendros, una engel encinta de Lucifer, un Templario encerrando en su interior un demonio, un exorcismo en una iglesia...Dios, ¿acaso no son estas señales de que algo malo va a ocurrir?l

Dios mío...no es que cuestione tus maneras, pero ¿de veras sabes lo que haces?

El tiempo se acaba, ¿pero el tiempo de qué? No puedo evitar pensar que van cayendo granos de arena hacia algo que podría impedir pero que no veo.

Hay tan poco tiempo para tantas cosas: Error seguramente va de aquí y allá, apenas tengo tiempo para él e investigar el Proyecto Abel. No sé como reaccionar ante mis padres y parezco idiota ante ellos, quizás lo sea. Apenas tengo tiempo para dedicarle a Lois, la pobre debe sentirse abandonada a pesar de mis intentos de ser un buen padre para ella ¡Por todos los diablos! Si hasta olvidé decirle a Raquel que Noxel estaba vivo...¿En qué piensas, Isaac? Si es que ni te has detenido a pensar en tu propia boda.

Pero... ¿Por qué a pesar de acabar un problema, estos se multiplican como las cabeza de una Hidra? ¿por qué no puedo mirar para otro lado? ¿Por qué no puedo fingir que en secreto quiero salvarlos a todos, sin preocuparme de salvarme a mi mismo?

Quisiera dejarlo todo atrás. Quiero trabajar la tierra, no destruirla. Quiero dejar la espada por herramientas de arado. Quiero que de mis manos brote vida y no muerte. Quisiera acunar un niño entre mis brazos y cuidar de Lois hasta el fin de mis días. Quiero olvidar que después me espera el infierno y quiero compartir la vida con mi familia. Tengo una hija a la que apenas puedo dedicarle tiempo. Dios...me encantaría pasar tanto tiempo con Amelia y con Lois: los dos ángeles (quitando lo brusco de Amelia) que me ha dado la vida.

¿Por qué no puedo reconocer que no puedo dejarlo todo atrás? ¿Que no puedo mirar a otro lado? ¿Por qué no puedo dejar de intentar salvarlo todo? ¿Acaso es la gloria lo que busco, y no la salvación?

¿Gloria? No quiero ni pensar siquiera en lo bajo que podía haber caído hoy. Lois y ese hijo de Lucifer tienen una especie de conexión. No quiero que se acerque a ella, puede ser que sea él el causante de su muerte en las visiones. ¿Qué tan bajo puedo llegar a caer, pensando mal de un recién nacido? He estado a punto de matarlo...como un Herodes enloquecido que busca arrancar un mal que ni siquiera sabe si es certero.

Y pensar que estado punto de acabar con un recién nacido...los niños siempre han sido la esperanza de este mundo, y yo he pretendido acabar con uno. ¿Es que acaso no merece la esperanza de poder vivir al contrario de su naturaleza...como yo hice? Solo me reconforta el hecho de saber que Galadriel está viva gracias a mi mala acción. Lo que más temo de todo... es que no era un farol. Habría matado a ese niño si la madre hubiera muerto por capricho de Lucifer. Y juro que no respondo de mí si las visiones de Lois se cumplen y el niño tiene algo que ver con su profética muerte... mi niña...mi pobre niña... ¿no la hiciste sufrir bastante, Dios?

Bajo esta armadura de placas, cruz y acero se esconde un corazón con miedo.

Tengo miedo...mucho miedo...de mí mismo y de mi debilidad. Algún día tendré que aprender que todo el mundo muere, ...y que un día no estaré allí para evitarlo.


Y eso me aterroriza...