viernes, 3 de julio de 2009

Los Ángeles de la Muerte (IV)

"¡No¡"


"¡No!"


-¡No!-al fin el grito de mi alma, afloró a mis labios al ver cómo una lanza salida a través de la nada atravesó a Alariel mientras curaba al Templario.


Odio reconocerlo, pero una lágrima se me escapó en ese momento. Alariel era la última persona que mereciera morir de manera tan cruel. Siempre sanó nuestras heridas, siempre dispuesta a escuchar la proeza que nos había causado la herida que nos curaba, proezas en las que pocas veces participaba. Sé que ella soñaba a escondidas en ser una gran luchadora, a llevar a cabo grandes hazañas. Siempre que podía se entrenaba con una espada, simulando que combatía contra fieros engendros invisibles...


Alariel, que el Señor esté contigo allá donde estés.

¿Cómo es que ninguno de nosotros se había dado cuenta de que el enemigo había vuelto?

Miré a mi alrededor lleno de ira, lo único que veía era fuego, fuego por todas partes. Zurich ardía como nunca a lo largo de su historia. No había enemigo alguno. Un grito furioso volvió a aflorar de mi alma dolida.
-¿Quién eres?¡Tentado!¡Da un paso hacia adelante y da la cara!¡Muestrate!

Entonces escuché unos pasos chapoteando agua. Vi un hombre de cabellos oscuros vestido totalmente de negro, incluso llevaba guantes. A su lado caminaba una muchacha agarrada a su brazo, medio desnuda, con andares sugerentes, cabellos claros y mirada lasciva. Venían andando hacia nosotros atravesando una pequeña inundación que se había provocado por un tanque de agua utilizado para apagar los incendios.
-Pobres aquellos que luchan contra lo inevitable. ¿No, Miguel?-dijo el hombre vestido de negro. Un hombre oscuro como una noche sin estrellas.
-¿Quién eres?- le dije por encima del rugir de las llamas que nos rodeaban.

La muchacha semidesnuda se tumbo en el suelo, haciendo formas sugerentes con su cuerpo...como si intentara provocarme. El Tentado se quedó inmóvil, con una sonrisa de tiburón.

-¿Qué importa mi nombre y de dónde venga? Lo importante es el mensaje que tengo que transmitir a la humanidad. La salvación de sus miserables vidas. La búsqueda de un nuevo poder al alcance de todos ¡Un nuevo orden sin la Madre Iglesia!

De repente escuché una voz familiar detrás de mi.
-¿Sin la Mater Eclesia?¡¿Acaso estáis loco?!- reconocí al instante la voz de Kanpekiel, que había aterrizado detrás mía. Pero su tono de voz era extraño, parecía...no estoy seguro, pero, parecía interesado en escuchar lo que tenía que decirnos el Tentado.
-Eso dije. Sin la Mater Eclesia. Un nuevo orden en el que no necesitemos a Dios. Un mundo en el que no tengamos que rogar constantemente a Dios que no nos pise como a hormigas. Una vida sin miedo. Una vida sin límites, sin bien ni mal. Sin paises, sin fronteras, sin orden ni control ¿Por qué no escuchais a Dios?¿Por qué Dios no os escucha? Pues porque os ha abandonado. Sin embargo siempre habrá alguien para escucharnos, siempre habrá alguien que comprenda vuestros deseos. Siempre habrá alguien que nos otorgará todo aquello que queramos a cambio de un simple muestra de lealtad, alguien que siempre estará con nosotros. El Dragón, el Principe de las Tinieblas, el Diablo, el Demonio...El Señor de las Moscas.


Salté gritando, rabioso.
-¡Estáis loco! Nosotros, los Engels somos la prueba viviente de que Dios no ha abandonado a los hombres. No sois más que un hombre de lengua afilada que engañáis a la gente para una causa sin buen fin.

Iba a atacarle pero alguien me sujetó por el hombro. Kanpekiel sonrió, a mi parecer interesado en parte con la idea del Tentado, pero le replicó.
-¿Acaso debo fiarme de la palabra de un traidor?
-¿Traidor?-replicó el aludido, que jugaba con los cabellos de la chica tumbada a sus pies.
-Si. ¿Acaso no érais un engel?
-¿Por qué dices eso, Kanpekiel?
-Precisamente por eso, porque sabes nuestros nombres. No sómos tan conocidos y no nos hemos labrado una reputación aún, así que no creo que supieras nuestros nombres. Deduzco que has estado espiando nuestro canal que conecta a los miembros de mi compañía.

El Tentado aplaudió pausadamente con sus guantes negros vestido con una sonrisa de tiburón.
-Bravo Kanpekiel, así que para que haya podido hacer eso, deducirás que no soy un tipo cualquiera.

Algo comenzó a moverse en su espalda, dos puntas negras a ambos lados, y de repente, de forma brutal, abrió y estiró unas enormes alas en todo su esplendor, unas alas...negras.

"No es posible"

-Un engel caído- murmuró Kanpekiel.
-¡Eso es imposible! La Madre Iglesia asegura que no hay engels caidos- le grité a Kanpekiel furioso.
-Ya. Y tu te crees todo lo que te dicen ¿Verdad? Ya que has sido tan especialista en cuestionar mis órdenes ¿Por qué nunca has sido capaz de cuestionar lo que dice la Iglesia Angélica?
-¿Qué me estás contando Kanpekiel?- ya no sabía con quién estaba enfadado.
-La verdad- añadió el engel de alas negras.
-La negación de la Iglesia de la existencia de ángeles caídos es solo basura propagandística, Miguel- continuó Kanpekiel- Afirmar la existencia de los engels oscuros sería admitir que los engels del Señor tenemos debilidades.
-¡Pero no somos débiles! ¡A lo mejor tú si!- me estaba asustando aquella nueva información, eso quería decir que la Madre Iglesia había mentido en algo, y si había mentido una vez...

Kanpekiel me lanzó una mirada de advertencia.
- Gabrielita Miguel. No somos eternos, por lo tanto, sómos débiles. Recuérdalo.



El Tentado se estaba riéndo de nuestra conversación, aunque creo que más bien se reía de mis inocentes ideas. Me encaré hacia el recién llegado y la muchacha que restregaba sus manos de forma pasional por el cuerpo del engel caído.
-¿Quién eres? ¿Qué quieres?

-Mi nombre es Arceón, Maestro de los Tentados, y esta inocente muchacha es Meckraelle- según lo que veía de inocente tenía poco.
-¿Qué pretendes queriendo tomar esta ciudad, Arceón?
-¿Esta ciudad dices?-hizo una pausa para reirse de mi ignorancia-No, Miguel. Zurich no es la única que está ardiendo. Arde Madrid, arde París, arde Marsella...esta batalla, se libra en toda Europa en este momento. Pues por fin sabemos que el Oráculo ha llegado a este mundo y anda sobre él; un hecho que el Señor de las Moscas esperaba con ansia. Es evidente que no se iba a quedar de brazos cruzados cuando ha llegado a este mundo una pieza decisiva que puede hacernos ganar la Guerra. No una superflua guerra por un territorio, ni por riquezas, ni gloria, no...Algo más valioso. Una guerra por la posesión de las almas de los Hombres.

"¿El Óraculo había llegado a este mundo? ¿Y era la pieza decisiva entre la disputa entre Dios y el Señor de las Moscas?"

-¡No conseguiréis tomar ninguna de las ciudades de la Iglesia!- grité con furia guerrera.
-¿Quién habla de conquistar, Miguel? Mira a mis espaldas y te darás cuenta de que este ataque no tiene como objetivo la conquista de un territorio.

Miré hacia atrás, fuera de las murallas, en las zonas limítrofes de Zurich. Era cierto, los Tentados no querían tomar Zurich. Pues un Inferno se dirigía hacia la ciudad.



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Me quedé mirando el cuerpo inerte de Alariel mientras los ángeles discutían con el tipo que parecía que dirigía el asalto.

-¡Isaac!¡Estás vivo!- me gritó Amelia destrozándome con un abrazo.
-Si, si. ¡Pero aún me duele!¿Sabes?- dije intentando apartarla, muerto de vergüenza al tenerla tan cerca, pero Duncant también se unió al abrazo, acercándonos más aún.

Tras el largo abrazo entre las llamas, nos separamos con lágrimas en los ojos.

-Ha sido una lástima perder a este engel-dijo Duncant cerrándole los ojos.
-Le debo la vida que ha perdido- al decir esto en voz alta, no pude evitar sentirme culpable de su muerte.

De repente, vi una mano ofreciéndome su ayuda para levantarme. Sabía de quién era esa mano. Amelia me ayudaba a levantarme igual que cuando la conocí. Duncant me devolvió mi espada. Amelia me levantó sin esfuerzo.
-Vamos Isaac. La lucha no ha acabado.

2 comentarios:

  1. Esa lucha no ha acabado. Los demonios buscan al Oráculo y... bingo! Lo encuentran! ¿Y ahora qué? El destino del mundo tal y como lo conoceis parece pender de un hilo... estar colgado en vuestras manos. ¿Qué haréis?

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  2. tio tio publica ya la parte V XDDDD
    k me muero d ganas x leerlaXD

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