viernes, 25 de marzo de 2011

Sonrisa difuminada


Su vida comenzó de repente... sin previo aviso. La culpa siempre la tuvo ella.

Los trazos de una vida nueva le animaron, le hicieron incluso impaciente, ¡qué cosas! con lo tranquilo que había sido desde...¿siempre?

Desde que empezó todo esperaba con ansia aquella mano tan delicada que le permitía alcanzar nuevas cosas con sus brazos, le acariciaba dándole vida, le daba piernas para correr, le creaba un mundo donde vivir, incluso le dió una personalidad y le dibujó miles de sonrisas con cientos de trazos y colores diferentes. Y así fue durante mucho tiempo. Cada día él se sentaba en el borde del papel con las piernas que le había regalado ella, y se distraía haciendolas bailar en el vacío, siempre esperándola. Siempre esperaba qué nueva vida le iba a dar ese día, si le iba a hacer algún cambio, si iba a sentir algo nuevo. Aunque él en realidad nunca pudo sentir, eso fue culpa de ella que, un día, mientras le obsequiaba una sonrisa, le dibujó sentimientos que iban más allá del boceto. Los pintó tan fuerte, que por su culpa ya nunca podría olvidarlos nunca más por muy fuerte que borrara. Desde ese día ya no podría olvidarla a ella. No podría olvidar cuando ella le regaló la mirada y la vió por primera vez, no podría olvidar también que deseó que no fuera la última...

-No me borres de tu vida, ¿me lo prometes?- dijo el dibujo a su pintora.
-¡Te lo prometo!

Antes se veían cada día...después de mes en mes...luego de dos en dos...luego ya no volvió ella.

Un día, cuando ella rebuscaba en sus recuerdos se volvieron a encontrar...él seguía con esa sonrisa que ni se había despeinado por el tiempo, aquella sonrisa que ella le había dibujado la última vez que se vieron. Ella sin embargo, había cambiado, había crecido, quizás ya no sonreía, o lo hacía por otras cosas más importantes. ¿Qué iba a entender? Sólo era un dibujo, un monigote estúpido...
Ella decidió entonces borrarle de los pies a la cabeza, incluso le borró aquella sonrisa que tanto le costó hacer. Pero la había retintado tanto, que nunca podría borrarla del todo. Ahora su sonrisa estaba difuminada, una sonrisa borrosa... Antes de irse, ella no se dió cuenta de que no borró los sentimientos que le había dibujado hace tanto tiempo en la esquina del papel, que siempre fue su rincón secreto.

Él solo fue tal y como ella le hizo...¿es que acaso ya no tenía nada que ofrecerle?

¿Alguna vez lo tuvo?

La vida de un dibujo es complicada...es difícil darle la vida y se borran de un plumazo cuando no gustan.

¿Y ahora? Ahora ya no era nada...

Sólo una sonrisa difuminada y un montón de sentimientos por dibujar.

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