viernes, 13 de noviembre de 2009

Memorias de un Templario Negro (XX)

Como sangre cayendo sobre el pañuelo regalado por la amada cae la tinta sobre el pergamino, desangrando todo lo que he vivido, y lo que no podré vivir. Por fin han empezado a hacerme preguntas más allá de las palizas y la tortura, pero no he dicho nada, no es la primera vez que me pasa esto. Me han desencajado las extremidades; me han sumergido el rostro en agua helada intercalada con agua hirivendo, retirando mi rostro solo en el último momento antes de ahogarme; y me han marcado a fuego la piel sensible del cuello.
"¿Quienes son los herejes que se hacen llamar Petirrojos?" "¿A quién seguías?" "¿Quién ha seguido tu liderazgo y por qué?" "¿A qué demonio te has encomendado?" y otras tonterías. Mis respuestas en silencio eran replicadas por algún tipo de tortura a cuál más horrible e inhumana.

Que se olviden, no voy a decir nada, solo escribir. Y que quede claro, esto no es una confesión. Tengo muy claro para quién va esto.

Escribir...continúo.

Tras la misión nos presentamos en la Basílica de San Lorenzo, en el "salón del trono" donde se encontraba sentado (y al parecer satisfecho) el Obispo Faustino, que entrelazaba los dedos de sus manos con los codos apoyados en los posabrazos orlados de ángeles. El Obispo Faustino se levantó y se pasó una mano por la canosa cabellera. Suspiró de forma sobreactuada, sobrecogido falsamente por el informe de la misión.
-Así que el señor Leonardo Marini, con el que tanto tiempo he confraternizado y convivido pacíficamente en Florencia, me traicionaba, ¡No a mí solo, sino también a la Madre Iglesia!, reuniendo arsenal prohibido y comercializarlo por toda europa en forma de fiestas paganas...-negó con la cabeza pausadamente de forma dramática, era un pésimo actor- Tiene lo que se merece, la muerte.
Gorke carraspeó, incómodo. Nosotros seguíamos en formación de descanso, piernas separadas, en equilibrio, manos a la espalda.
-Permiso para hablar, su eminencia.-el aludido le hizo un gesto con la mano, dando permiso.-Me cuesta creer que no supiérais nada de lo que se estaba cociendo aquí.
-¿Cómo es posible?¿Me acusáis de algo?-dijo sorprendido.
-Tenéis un cuartel repleto de Templarios, servicios de la Inquisición e incluso en vuestra basílica tenéis hijos de Jeremiel. Creo que vuestros agentes de la Inquisición detuvieron a los portugueses disidentes de la Iglesia, Danilo y Genoveva, porque vos lo decidisteis. Ellos siempre habían cruzado vuestras fronteras sin problemas con vuestro permiso, si no, ellos no habrían sido tan incautos. Vos sabíais todo lo que pasaba allí, no eran meras sospechas que nosotros debíamos confirmar como nos dijisteis cuando nos convocasteis. Eráis cómplice y ayudábais a Leonardo, pero le traicionasteis.
-¿Qué estáis diciendo?¿Y por qué se supone que hice todo eso?
-Bueno, os habéis quedado todo el arsenal que el hereje había reunido en vez de hacer de su palacio la mayor hoguera del mundo. ¿Tal vez pensáis utilizar lo que habéis requisado? Os habéis aprovechado del diádoco para conseguir armas de fuego ¿Quizás para la Iglesia?¿O vais a darle algún uso personal?
-¡Calumnias!
-Pienso presentar este informe ante el mando del Negro Temple.
Por fin el Obispo dejó de sobreactuar y hacerse el ofendido y mostró su verdadero rostro: una sonrisa de tiburón.
-Es la palabra del Obispo de la conglomeración de Florencia...contra la de unos herejes.
-¿Herejes?¡No me venga con tonterías!¡Ha puesto en peligro a mis hombres solo para su estúpido plan!
-¿Ve, Armatura Gorke? Yo también sé inventarme acusaciones-dijo conteniendo una risa-Si presenta ese informe ante su Orden, será la palabra de unos sucios soldados, contra la de un Obispo respetable. No querráis saber quién va a salir ganando en esta disputa, sobre todo si su Armatura ha tenido contactos con brujas ¿De acuerdo?
Los nudillos del Armatura estaban blancos. No podíamos hacer nada...al menos, burocráticamente hablando.
-De acuerdo. Pero le advierto que volverá a encontrarse en problemas, y entonces...nosotros no acudiremos en su ayuda.
El Obispo se burló de la advertencia.
-No necesito 9 andrajosos Templarios. Tengo a todo un regimiento conmigo.
Una poderosa llamada golpeó la puerta del despacho de la Basílica de San Lorenzo. Entró un Templario.
-Su eminencia, el ángel está aquí.
-Hágale pasar.

Un ángel entró en el despacho tímidamente. Ahora tenía dudas de si los ángeles eran asexuales o no, porque parecía una niña, muy joven, por cierto. Ni siquiera llevaba los paños votivos característicos. Un ángel de rasgos afilados por el viento y pelo recogido.
-Bienvenida a mi Basílica, Galadriel, hija de Uriel.- la urielita se arrodilló y besó la mano del Obispo, el tipo me ponía enfermo.- Hace unos pocos años que llegaste a la Tierra y me han dicho que vas de camino a Roma presta a tu Consagración, lo cuál celebro, pero necesito que lleves este correo al Negro Temple.

¿ Un correo al Negro Temple?¿Qué tramaba?
Se dirigió a la urielita, pero realmente nos hablaba a nosotros.

-Iba a dar buena cuenta de la actitud de los Templarios Negros, pero he cambiado de opinión y creo que su comportamiento, sobre todo el del Armatura, deja mucho que desear. Espero que el Negro Temple les meta en cintura tras esta crítica y, además, espero que con esto se den cuenta de que contra mí,- giró la cabeza hacia nosotros, aún en posición de descanso militar- no hay nada que hacer.
La urielita seguía arrodillada ¿Es que ese cabrón la iba a dejar arrodillada toda la vida?
-En seguida, su eminencia. El correo llegará tan rápido como sean capaces mis entrenadas alas.
-Estoy seguro...pero por si acaso...
El Obispo fue hacia las ventanas que había a la espalda del trono. Las abrió de par en par.
-Partid ahora mismo. No puedo confiar en que estos andrajosos no os ataquen.
"Maldito bastardo"
Galadriel no tuvo más remedio que obedecer. Se acercó a los ventanales del despacho y nos echó una mirada triste. Tal vez no quería ser portadora de malas noticias, y menos si afectaban a otros que no eran ella. Pero era su primer encargo a manos de la Iglesia, y no se podía permitir ningún fallo...al menos no antes de su Consagración. Alzó el vuelo sin dificultad y fue rumbo a Roma Aeterna, pasando antes por el Negro Temple.

Cuando salimos de Florencia, rumbo a Roma, llovía a cántaros. Si salimos con ganas y fuerzas a Florencia, volvíamos sin ellas. Cabalgábamos con un humor de perros, Jacob encima volvía sin su caballo: Templanza, caído en combate, que fue nuestra única baja. Iba detrás de Jacqueline, cabalgando a la grupa de Fraternidad. Los largos cabellos de Jacqueline le daban en la cara a Jacob, y él tenía un cabreo impresionante. No se quejó ¿Cómo se queja alguien que no tiene lengua?
Nuestras capas ya no flameaban con la fuerza del trote, sino que estaban empapadas, pegadas y frías en nuestras espaldas. Cuando escampó, de noche, hicimos una gran hoguera, y nos dispusimos a dormir, no teníamos ni ganas de emborracharnos esa noche, con eso lo digo todo.
Los chicos se quedaron dormidos en seguida y yo, como siempre, dormí con la daga envainada bajo la almohada improvisada. Las chicas: Ilse, Jacqueline y Amelia al contrario que nosotros, no parecían tener sueño. Parecía que recobraban el ánimo y la sonrisa.

Durante la fría noche escuché un grito femenino que me puso los pelos de punta.
-¡Que no!
-¿Qué pasa?-grité casi desenvainando la daga en el aire. Otra vez, al igual que en la Basílica, era Amelia la que me despertaba de un sobresalto.
-¡NADA! ¡TÚ A CALLAR!- me gritó con una mueca de...¿odio?
-Joder... vale -si en ese momento supiera lo que era la menstruación, pensaría que le estaba haciendo una visita a Amelia en ese momento...o quizás permanentemente. Volví a echarme de costado. Lo último que escuché fue a Amelia e Ilse intercambiando unas últimas palabras antes de echarse ellas a dormir.
- Gasfmprijalfdlakdj...
-¿Qué dices Amelia? - preguntó Ilse.
-Que es idiota - se cruzó de brazos - Buenas noches - se cubrió la cara con las mantas, enfurruñada.

¿Pero qué coño había hecho yo ahora?

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Para entender lo del final xD
http://historiasengris.blogspot.com/2009/10/noche-de-chicas.html

1 comentario:

  1. ¡Has sacado a Galadriel! Me vas a obligar a publicar también mi trasfondo ^^

    No hay espada que pueda vencer a la fuerza del Negro Temple

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