sábado, 31 de diciembre de 2011

¿Cobarde?




Supongo que a estas alturas de mi vida se me pueden acusar de muchas cosas,
y casi ninguna buena. Simplemente errores y diferente manera de pensar.

A lo largo de mi vida de neófito me han llamado muchas cosas: cabezón, alcornoque, miedoso, pasota, idiota, inútil...

Pero siempre había algo que nunca se le podía decir a un Templario Negro.
Lo que jamás se le podía llamar a un Caballero de la Muerte era "cobarde"

Si deseabas que toda la Oscura Orden te destrozara el cuerpo y el alma, solo tenías que acusar de cobarde a un Templario Negro.
Si lo hacías automáticamente los Jinetes del Arcángel Gabriel se levantan en pie de guerra para limpiar su honor y su justa ira.

¿Por qué no conviene decirle a un Templario Negro que es cobarde?
Cuando un Templario Negro viste por primera vez el negro, en ese momento muere para dedicar su alma a la causa de Dios. Por eso visten del color del luto. Ya están muertos. No tienen nada que perder, pues ni la vida les pertenece.
Cuando un Templario Negro ensilla un caballo, es para ser seguido por una horda de caballeros que van a traer la muerte a los Herejes y a Engendros salidos de las pesadillas más delirantes de Lucifer.
Cuando un Templario Negro grita "¡Dios lo quiere!" es que va a cumplir lo que se propone cueste lo que cueste.
Cuando los Templarios Negros aúllan sus salmos de guerra durante las cruzadas, es que sin duda se ganará la Cruzada o morirán en el intento.

He matado inocentes. He matado culpables. He perdonado a mi enemigo. He protegido a mi amigo. He marchado a las Cruzadas. He sido torturado por herejes. He sido castigado por los mios y ni siquiera he rechistado. Me han mandado a morir a las arenas de la siempre en guerra Jerusalem. He sido torturado por la Inquisición. Los demonios me han chantajeado con las almas de mis amigos. He marchado sobre Roma para salvar a mi enemigo. He aceptado morir en miles de ocasiones a cambio de salvar a los demás. Me he desvivido para poder devolver la vida a quienes se la merecen y he marchado por siete capas del Infierno por ello. Llevo encerrado al Señor de Legión en mi interior. Y Dios Sabe qué más...

Podéis manchar mi nombre con las mentiras que os susurre el Diablo. Brujería, perversión, intento de asesinato, conspiración...

Pero si ésto es ser cobarde...que baje Dios y lo vea.

Pensándolo mejor, lo descubriré por mi cuenta.
Por supuesto al modo de los Templarios Negros: con mis hermanos y armado con valor.
Mi corazón aún late con la justicia de un Templario, aunque no me encadene su servidumbre.
Hay costumbres que es mejor no perder.
¡Muerte y Gloria!

1 comentario:

  1. - Vamos a patearles el trasero!!!!
    - Amelia...
    - ¿Qué? Nadie llama cobarde a uno de los nuestros y no se traga sus palabras!!!!

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