martes, 8 de junio de 2010

¿Mamá?

Realmente extraño. Por mucho que me dijeran de niño que te olvidara, que eras una asesina y una hereje, que tu único lugar es el infierno y que solo adorabas al Señor de las Moscas, nunca pude borrarte. Aunque te apartaron a una edad muy temprana para mí y te quemaron como a una bruja, te recuerdo como simplemente como una madre que protegía al fruto de su vientre. Y aunque creí todas esas cosas malas que dijeron de tí, mamá, el tiempo y la experiencia han luchado a tu favor y te recuerdo tal y como eras. Por mucho tiempo que haya pasado aún sigo descubriendo cosas que hicistes por mí. Gorke me habló de alguno de los secretos de la Iglesia, ¿sabes, mamá? Sí, esa Iglesia a la que no me querías entregar, incluso manchándote las manos de sangre para conseguirlo. ¿Sabes lo que me dijo, mamá? Habló sobre unos jinetes oscuros, los que conocemos como jinetes siniestros. Aquellos jinetes que marcaron nuestra persecución eterna, cuando llegaron a nuestro hogar e intentaron arrancarme de tus brazos. Yo pensaba que lo que querían era darme un glorioso trabajo al servicio de Dios y de su Iglesia...¿pero sabes que es lo que querían? Creo que tu siempre lo supiste, que sospechabas. Querían convertirme en lo que no era, querían divinizarme sin saber siquiera lo que significaba ser mortal, querían despojarme de mi vida terrenal. Creo que ya sabes de lo que hablo mamá...Gorke me habló sobre el Proyecto Engel. Toda mi vida engañado sobre ellos y sobre tí. Aunque esté separado en el tiempo de tí, mamá, cada día averiguo cosas que ayudan a completar este puzle de engaños y mentiras. Cada día comprendo lo mucho que me querías, que el hecho de que no siguieses a la Iglesia no te convertía en inhumana...cada día te conozco más aunque no sepa donde te encuentras, aunque antes de ser quemada me dijiste que estarías en mayor gloria siendo parte de mí, tu hijo, y de mis hechos, que en un Cielo con un Dios que solo te hizo sufrir. ¿Qué habría pasado si hubieras sido tan ciega como yo? Quizás ahora sería como ellos, tendría alas y todas las potestades que me otorgase Dios, con la que podría solucionar mi vida y tú estarías viva aunque no existirías en mi recuerdo. Pero he comprendido muchas cosas. Es cierto que los miré desde abajo, que me arrodillé ante ellos sintiéndome insignificante. Me trataron como un peón y yo avancé según sus órdenes con la cabeza gacha. Algunos me trataron símplemente de "humano" y yo me avergonzaba de serlo. Siempre he sentido la impotencia de no poder hacer tener ningún poder ante esta batalla de titanes...pero todo lo que estoy averiguando sobre tí de forma indirecta me están corrigiendo de mi error. Porque...ahora estoy orgulloso de ser humano. ¿Sabes, mamá? Estoy orgulloso de que nosotros podamos permanecer unidos más allá de nuestras diferencias, de que seamos naturales, de que los lazos que nos unen son superiores a la fe de esos semidioses, de repente ya no siento lástima de nosotros, sino que compadezco a esos ciegos ángeles que no saben ni por lo que luchan. Claro que luchan por nosotros, pero si les despojáramos de sus potestades...¿seguirían luchando por nosotros? ¿O huirían? El mortal ahora me parece digno de gloria, por su amistad, porque cuando somos leales entre amigos, no pueden con nosotros, por su capacidad de aguantar el sufrimiento diario, el esfuerzo, la lucha ciega y desesperada, porque aunque Dios no nos haya dado poderes, nos abrimos paso con nuestras propias manos, con nuestro propio fuego, porque realmente somos los que sufrimos por ser meros mortales, porque cuando marchamos a la batalla, sabemos que solo contamos con nuestro valor y nuestro miedo y no con poderes divinos. Porque cuando marchamos a batalla no esperamos que Dios nos salve. ¿Acaso el ser humano no tiene nada de divino? ¿Ni siquiera una pizca de Dios?

No me entregaron a la Iglesia, no me convirtieron en ángel, no les dejaste. Siempre me he sentido humillado de ser un simple mortal. Pero ahora comprendo que me diste un gran regalo, mamá. Perdóname que te haya comprendido tan tarde. Gracias por regalarme el don de ser como soy.

Estoy orgulloso de ser humano. Así lo sentías y así lo quisiste ¿verdad, mamá?

2 comentarios:

  1. Ahora nos toca a los Engels sentir envidia

    -Galadriel-

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  2. A propósito, me encanta la nueva imagen que encabeza las Memorias

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