sábado, 8 de agosto de 2020

8 de Agosto

Me despierto soñando. Diez años han pasado y aún me pregunto por qué sigo sin dormir a tu lado. 

Pero me despierto soñando. Y sueño que me despierto queriendo construir para ti una escalera hacia el cielo. Por encima de un mar que no tiene sueño, mientras cantamos a través de la lluvia y el viento, esperando construir um castillo en el cielo hecho de besos. Allí donde se acabará el mundo pero empezará el nuestro.

Pero menuda tontería. ¿Tú y yo construyendo un castillo en el cielo? ¿En este mundo?

¿En un mundo donde estoy escribiendo que te acaricio en vez de despertar contigo y acariciarte?

¿En un mundo donde estoy juntando letras para  decir te quiero en vez de juntarnos para encontrar millones de formas de enamorarnos?

Me despierto y me doy cuenta que todo ese castillo parece un sueño inalcanzable en un mundo absurdamente complicado. 

Pero luego me doy cuenta de que todo ocurre en ese mismo mundo absurdo donde tú y yo nos seguimos amando. Y eso hace que todo pueda ocurrir. Que todo se pueda construir. Que me hace creer que la buena suerte existe y la podemos vivir.

Y eso incluye nuestro castillo en el cielo hecho de besos. Con su camino de tierra batida por nuestros por todos los pasos que andamos juntos. Con su horizonte de promesas donde podamos seguir recogiendo frutos a ese primer encuentro. Con sus paredes vacías para poder seguir pintando nuestras estrellas en ellas. 

Porque allá donde esté ese castillo en el cielo será hogar si estoy a tu lado. Será cualquier lugar donde te tome de la mano. Nuestro amor jugando en el barro. Aprendiendo con la mejor compañera de aventuras. a mancharnos y disfrutar. Seremos nosotros viviendo la vida. 

Este es mi beso de 8 de agosto. Un beso que no sé si construirá un castillo en el cielo, pero sí un hogar que en todas sus esquinas clame: 

Te quiero.



No hay comentarios:

Publicar un comentario